viernes, 28 de diciembre de 2007

GENOCIDIO HAITIANO

La matanza de haitianos ordenada por Trujillo en 1937, sigue siendo uno de los hechos siniestros del cual, a pesar de la magnitud del genocidio, no han quedado evidencias ni testimonios concluyentes. Solo narraciones de historiadores que han pasado de boca en boca y texto en texto, amplificando aquella hecatombe y sumándole víctimas a medida que pasa el tiempo.

Lo que se repite hipnóticamente es que Trujillo viajó a Dajabón a principios de octubre de 1937 y allí pronunció un discurso señalando que la ocupación haitiana no debía continuar, ordenando luego que todos los haitianos que hubieran en el país fuesen exterminados. Cómo fueron asesinados sigue siendo una especulación, ya sea si los tirotearon, pasaron a cuchillo, ahorcaron, ahogaron o quemaron. Solo se ofrecen cifras que entre las más conservadoras colocan el holocausto haitiano en 18,000 asesinados.

La cifra es curiosa si se toma en cuenta lo dicho por Bernardo Vega en su libro “Trujillo y Haití” de que “la masacre se detuvo en las puertas de los bateyes de los ingenios, que era donde se encontraba concentrado el grueso de los haitianos”. Esto quiere decir que eran los haitianos cimarrones a quienes se exterminó y uno se pregunta cuantos había en esa condición, cuando era de sobra conocido que en el país Trujillo no toleraba haitianos deambulando.

Además, la cacería se limitaba a una región del país y no alcanzaba a los haitianos de las zonas Sur y Este del país, de manera que debían ser muy pocos los haitianos que habitaban de manera errante en la parte de la zona norte donde se les capturaba, pues según Bernardo Vega y otras fuentes la dantesca operación “se iniciaba en La Cumbre, abarcando, La Vega, Puerto Plata, Samaná, la zona fronteriza hasta Restauración y toda la línea Noreste”.

Los exterminios, como se sabe, son actos que, como la guerra, tienen una logística que implica movimiento de vehículos, equipo, personal y abastecimiento y es una pena la falta de documentación sobre la flota de vehículos que se necesitó para transportar a los efectivos que debían perseguir a los haitianos. Además, no hay información documentada sobre campos de detención en los que se les asesinaba o si eran llevados en camiones a los lugares de exterminio.
Es una lástima que los sobrevivientes de las víctimas no dieran su testimonio de lo ocurrido a sus parientes. En Bosnia, por ejemplo, fueron los sobrevivientes de bosnio-musulmanes masacrados quienes señalaron los lugares donde se encontraban las fosas comunes a la vez que aportaron pistas acerca de los perpetradores. Igualmente ocurrió con los shiitas de Basora al Sur de Irak, que luego del genocidio ordenado por Sadam Hussein, guiaron a las autoridades hacia las fosas comunes en que estaban enterradas 2,000 víctimas. No es fácil borrar el rastro de una masacre, ya sea en la tierra en que yacen los cuerpos o en las mentes de los sobrevivientes.

En el caso de la matanza de haitianos, es curioso que no se haya encontrado al día de hoy una sola fosa común. Además al mutismo de los sobrevivientes se suma el silencio del batallón de asesinos que fue necesario para llevar a cabo la matanza. No sucedió como en otros lugares del mundo en que los genocidas de todo rango hablaron, dejando testimonios de burla o arrepentimiento.

Lo mas sorprendente de todo es que la población haitiana no respondió aterrorizada a semejante masacre pues dice el mismo Bernardo Vega que “al mes de finalizada la matanza los ingenios azucareros seguían consiguiendo permiso para traer cortadores de caña haitianos”. Difícil de creer que una población que huía aterrorizada del baño de sangre en que se le ahogaba, regresara tan pronto como oveja al matadero.

No importa el argumento que se esgrima para justificar la falta de evidencias, vivimos en tiempo en que la tecnología forense ha alcanzado un nivel tan depurado que permitiría reabrir la investigación, como ocurre con la arqueología. Las técnicas de ADN y el estudio de osamentas permiten descifrar la edad, sexo y raza de una osamenta. Pero para ello se necesita disponer de un esqueleto o sus partes. Es notorio, en ese sentido, que a medida que las ciudades crecieron, desde 1937, y del desarrollo de la agricultura, las excavaciones han sacado a la luz muchos cementerios indígenas… pero ni una sola fosa común del holocausto haitiano.

Es una suerte, sin embargo, la resistencia ósea al paso del tiempo y es de suponer que los restos de las víctimas de la matanza de 1937 están ahí, sepultados en algún lugar. Solo hay que encontrar las tumbas, que deben ser muchas. Todavía estamos a tiempo. A menos que, prejuiciados por la naturaleza sanguinaria del tirano que nos gobernaba, demos el genocidio como un hecho sin mayor comprobación.

Aunque se tratara de un puñado de haitianos asesinados, el hecho es igualmente condenable, pero se hace necesario poder cuantificar para establecer la verdad histórica, para que no ocurra como con “la matanza de los santos inocentes” ordenada por Herodes tras el nacimiento de Jesús, de la cual no quedaron evidencias ni testimonios, pues el historiador de la época, Josefo, no reseña el masivo infanticidio. Aun así, la matanza se da como un hecho ocurrido.

Hay que reabrir el caso del genocidio haitiano para ventilar objetivamente la verdad sobre esta versión antillana de la matanza de los negros inocentes.

jueves, 27 de diciembre de 2007

EL COSTOSO VOTO EXTERIOR



El voto de la Diapora dominicana
Para que los de fuera decidan por los de dentro.


El voto en el exterior siempre ha sido tema de debate en el mundo, pues lo que está en juego es el hecho de que quienes vivan fuera de un país terminen siendo la fuerza decisiva para imponerle un gobierno a quienes viven dentro.

Un buen ejemplo es Puerto Rico, donde en las acaloradas discusiones sobre el referéndum sobre independencia y estadidad, se ha planteado que los puertorriqueños que viven en los EE.UU. no deben tener el derecho a participar en un plebiscito que debe ser privativo de los residentes en la isla, porque son quienes tienen la vivencia de la realidad.

En la república Dominicana la situación es diferente, pues los políticos, escarbando bajo las piedras en busca de los votos que les hacen falta, han visto en la “diáspora” la fábrica de votos que necesitan para ganar. Esta ilusión le esta saliendo cada vez mas cara al país.

En una sociedad ingenua, todos han salido a defender el sacrosanto voto en el exterior y los jueces de la JCE, que no son otra cosa que delegados encubiertos de los partidos, han hecho del voto del dominicano ausente una de las mas grandes distorsiones institucionales del país… disfrazada de “conquista”.

Vivimos comparándonos con naciones extranjeras, pero no copiamos de ellas las prácticas sanas y austeras. Sabemos que los nacionales de otros países que se encuentran residiendo en el exterior tienen derecho al voto, pero lo ejercen en sus embajadas y sedes consulares, como es lo lógico.

Pero a los dominicanos no nos gusta así, porque nos encanta complicar las cosas porque el bulto excesivo favorece el gasto y sus escapes. La sociedad dominicana no reacciona ante las aberraciones que están introduciendo los partidos atraves de sus testaferros de la JCE.

El tribunal de elecciones se ha embarcado ahora en crear “oficinas de ultramar” con la enorme carga que ello significa para el fisco… y nadie dice nada.

La lista de estas “oficinas de empadronamiento” no es tan larga, pero de seguro que irá creciendo:

Centros en el Exterior


AMERICA

New York
Boston
New Jersey
Miami, FL.
Puerto Rico
Panamá
Montreal, Canadá
Caracas, Venezuela
Washington

EUROPA

Madrid, España
Barcelona, España
Milano, Italia
Amsterdam, Holanda
Zurich, Suiza

También existen dos operativos móviles en San Martín y Curasao donde personal de la junta viaje un fin de semana a dar servicio.

A los costos de mantenimiento de estas oficinas hay que agregar los gastos en la pompa de inauguración de estas sedes, pues en el caso de Washington, fue inaugurada en persona por el presidente de la Cámara Administrativa Dr. Roberto Rosario. Esto quiere decir que, de paso, la apertura de las oficinas de ultramar implican un privilegio de para la cámara administrativa y, a no dudar, no está distante el día en, aparte de Bruselas, Helsinki, Oslo y Copenhague, abran oficinas en Palermo, Río o Hawai.

En un país donde el poder político está estrechamente relacionado con la capacidad de otorgar cargos, esta distorsión acrecentará el poder del presidente de la Cámara Administrativa, quien tiene la facultad de nombrar el personal de estas sedes. Con el tiempo, el departamento de ultramar de la JCE rivalizará con el cuerpo diplomático y el juez presidente de la Cámara Administrativa tendrá mucho mas poder que el canciller de la República.

La pregunta que flota en el ambiente es la razón por la cual el empadronamiento o cualquier diligencia relacionada con documentos de los viajeros, o el ejercicio del voto, no puede hacerse en una sede diplomática.

La democracia dominicana es cada vez mas costosa. Ya para 2008, la JCE pedirá un presupuesto de 7,800 millones de pesos, sin contar los 1,100 millones que le regalan a los partidos para hacer campaña. La JCE, con el afán de protagonismo que exhiben sus miembros debería pronunciarse contra ese piñata política, pero eso no parece preocuparle. Para el Dr. Roberto Rosario lo importante es la creación del “Tribunal Superior Electoral”, talvez encabezándolo él junto a algunos 15 titulares. Pero esa es otra historia y la vamos a despepitar luego.

EL OCASO DE LA ERA DEL PETROLEO


La Realidad de la importancia macroeconómica del petróleo como motor de la civilización, es tan grande como la verdad de que es un recurso no renovable que se va a acabar… y pronto.

Sin embargo, la preocupación del gobierno es resolver sus necesidades energéticas inmediatas buscando soluciones a los imprevistos que se presentan, dejando de lado respuestas a interrogantes que el tema arrastra.

La escalada alcista del petróleo no es nueva. Comenzó como una represalia de la OPEP a occidente tras la guerra de los 6 días en 1967 en que Israel derrotó a una coalición de países árabes. Desde entonces el precio no ha cesado en escalar.

La verdad, sin embargo no era de tipo político sino que el petróleo se acabará un día y a medida que aumenta el consumo mundial se acorta el plazo para que se cierre en la historia el capítulo de la Era del petróleo.

Venezuela, país que promovió la formación de la OPEP, está conciente del destino de su riqueza petrolera y el presidente Hugo Chavez, que esta estableciendo acuerdos para recibir ingresos cuando el petróleo se haya acabado, ha hecho el pronóstico de que el barril se encamina al precio de los 100 dólares.

La situación se le plantea dificilísima a los países consumidores porque hablar de 100 dólares el barril no es un tope, por lo que se imponen políticas definidas y depuradas para enfrentar un problema que trastorna la sociedad en conjunto.

La primera pregunta es sobre los planes del gobierno dominicano, recostado del cómodo acuerdo de PetroCaribe, para enfrentar la crisis que se avecina, pues de entrada, su política fiscalista no contempla una reducción del diferencial del petróleo y los aumentos que vendrán repercutirán sobre el nivel de inflación. Talvez lo único que se ocurre es lo que proponen algunos de que el precio de la gasolina sea congelado y que el gobierno asuma la subvención, pero esto implicaría una reducción en los ingresos del gobierno y todo parece indicar que éste no está dispuesto a renunciar a ello.

Tan grande es la dependencia fiscalista del petróleo, que hizo fracasar el plan de economía de combustible que intentó la Secretaría de Industria y Comercio y que forma parte del acuerdo con Venezuela. Inclusive, el proyecto de producción de etanol es con fines de exportación. Reducción del consumo o de diferencial no parecen estar en la agenda del gobierno.

El consumo de petróleo de la república dominicana es escandaloso: 160,000 barriles diarios pero la preocupación del gobierno es ampliar el acuerdo de Petrocaribe, que limita a 50 mil barriles diarios la cantidad del carburante para ser pagado dentro de 20 años.

Esto plantea otra interrogante, pues el metamensaje parece ser que el gobierno está dispuesto a endeudarse al máximo cobrando ahora el diferencial, mientras deja a quien sabe cual gobierno una deuda externa que no se sabe hasta donde llegará, pues en apenas 2 años de entrar en vigencia el acuerdo, ya debemos a Venezuela 400 millones de dólares, de manera que mal contados, la deuda acumulada para el año 2025, en base a los términos del acuerdo como existe hoy, será de 8,000 millones de dólares, sin contar con la ampliación del acuerdo a que aspira el gobierno para poder financiar el tope de 50 mil barriles diarios.

Un elemento que agrava la larga crisis energética internacional que se avecina, reside en el hecho de que dos monstruos de consumo presionan cada vez mas las reservas disponibles, es decir China y la India, capaces de chuparse todo el combustible disponible, lo que ha llevado a los técnicos a considerar que dentro de 20 años la era del petróleo habrá terminado sin que haya tiempo para desarrollar sustitutos para el petróleo.

Esto quiere decir que Venezuela ha adoptado la inteligente posición de dar a crédito su carburante para vivir de los intereses cuando se agote su riqueza.

Nosotros, por el contrario comenzaremos a pagar una monumental deuda petrolera acumulada sin tener con que alimentar la marcha de nuestro progreso. Es ridículo decirlo, pero es posible que de nuevo la civilización cabalgue en el lomo de el caballo o la máquina de vapor.

PARQUE DEL ESTE en vía de extinción



El Parque Nacional del Este no existe. La ley Sectorial de Áreas Protegidas dejó sólo el esqueleto y una osamenta: no es un ser vivo. Para entender lo que le ocurrió a este parque, creado por decreto del presidente Balaguer en 1975, se necesita estar consciente que en términos ecológicos es solo la franja que corre a lo largo de su costa.


El parque es peninsular e insular, pues está formado por un trapecio invertido localizado entre Bayahíbe y Boca de Yuma, separado por un estrecho de la isla Saona.

Pero precisamente, la ley Sectorial 002-04 que recortó una banda de un kilómetro por 17 del litoral solo dejó el macizo de piedra caliza que está bordeada por la banda que constituye la mejor parte del parque, es decir, un santuario de especies protegidas así como un paisaje histórico rico en pictografías y petroglifos taínos.

El Parque del Este, con su magnífica biodiversidad, belleza ecológica y herencia cultural se mantenía reposando tranquilo. Pero tanta belleza no era posible en un país sin políticas turísticas, agrícolas o industriales y el parque del Este se transformó en un terreno de sórdida disputa bajo las leyes del mercado.

No se sabe de dónde vino una motivación para justificar el recorte, pero es obvio que “una mano invisible” utilizando el soborno y el tráfico de influencias, persuadió a los legisladores más oportunistas para que con rapidez inusitada se reunieran “en cuclillas” como ladrones en la noche, para modificar el proyecto de ley original y adecuarlo a las nuevas apetencias.

Las hostilidades estallaron, con los “desarrollistas” acusando a los “conservacionistas de querer sabotear el progreso. Pero la percepción del presidente de la República de entonces, Hipólito Mejía, de que las áreas en discusión eran sólo lugares “de iguanas y mariposas” pesó mucho y contribuyó a la promulgación que se produjo el 30 de julio del 2004.

De un plumazo, cayeron dentro del área “liberada” del Parque, sus emblemáticos lugares: La Palmilla, Las Calderas, Punta Catuano, El Aljibe, el Guanábano, la gran Corra, el Caletón de la Carta, punta Cacheo.

La explotación de esta “área liberada”, a falta de una política nacional de equilibrio entre conservación y desarrollo, ha hecho que las secretarías de Medioambiente y Turismo entren en contradicción, invadiendo una las atribuciones de la otra. Así, a pesar de existir desde 1980 un Plan de Manejo del Parque del Este, respaldado por la OEA, el secretario de Estado de Turismo se destapa ordenando un Plan Director de Ordenamiento de la zona Bayahíbe-Boca de Yuma (el parque del Este), para el cual suscribió un contrato en fecha del 9 de diciembre del 2005 con la empresa Argos por la suma de 11 millones.

Poco ha importado que la parte que le fue amputada al Parque es una espléndida reserva de fauna y flora, que protegía una vegetación de 484 especies nativas, así como 144 especies de aves; mamíferos en extinción como la jutía y el solenodonte; además, hay iguanas rinocerontes, seis especies de serpiente, diez especies de lagarto y tres especies de cangrejo; Las especies marinas en peligro incluyen al manatí del Caribe y a las tortugas caguama verde y carey.

Talvez la única esperanza que tienen los conservacionistas reside en las contradicciones del capitalismo, pues a la defensa del santuario se han sumado de manera soterrada los inversionistas que expanden sus operaciones desde Uvero Alto hasta Miches, no por amor a la naturaleza, sino porque la explotación turística del parque del Este sería una amenaza a su capacidad instalada, es decir… competencia.


Aun aceptando el destino trágico de que el Parque del Este se convierta en una atracción turística, lo importante sería entonces establecer de manera definida y legal el tipo de desarrollo turístico que se implementaría.

Un turismo ecológico sería preservador, didáctico, divertido y armónico con la naturaleza. Lo doloroso sería que se contaminaran las áreas protegidas para dar paso a modernos resorts al estilo pornoturimo, con su lascivia, promiscuidad, saltipankys y fandango.
La discusión continuará, pero no importan los argumentos, una cosa debe quedar clara: no queremos medio ambiente… lo queremos entero!

PALESTINA



ORIGENES DE UNA COLONIA IMPERIAL POR SIGLOS


Para comenzar, hay que destacar que el nombre le fue dado por los filisteos -pueblos del mar- que huían de las invasiones bárbaras que se descolgaron por el Peloponeso y Asia Menor. Fundaron cinco ciudades-estado, entre las cuales estaban Gaza y Ascalón.

Los filisteos fueron conquistados por los hebreos que establecieron un reino en Jerusalén, pero se dividió en los reinos de
Israel, al norte, y Judá, al sur. El primero fue destruido por el imperio de Asiria en el 721 adC. y el segundo por Nabucodonosor en el 587 adC.

A partir de entonces, Palestina perdería su autonomía para caer, como provincia, en un engranaje de dominaciones imperiales sucesivas que comienzan en la historia antigua hasta desembocar en el siglo XX.

En
539 adC. los Persas arrebatan Palestina a los babilonios, pero luego pasa a manos de Alejandro Magno y tras su muerte se la reparten sus sucesores, primero de los Tolomeos y luego de los Seléucidas; siguió la ocupación romana, pero durante la dominación de Bizancio se produjo la conquista árabe de la región; estuvo sucesivamente bajo el dominio de la dinastía Omeya el califato Abásida y los turcos selyúcidas para caer durante Las Cruzadas en manos de Saladino, siendo reemplazado por los mamelucos, hasta que fueron arrebatados por los turcos otomanos, quienes fueron derrotados en la Primera Guerra Mundial, tocándole Palestina a Inglaterra en el reparto geopolítico. Es a partir de 1947, cuando las N.U. reparten la región entre israelíes y árabes cuando se inicia el conflicto.

EL PRESENTE Y Mito de la expansión sionista

Muchas veces resulta difícil determinar cuál es el derecho de un pueblo para habitar una región, pues si hay algo que ha caracterizado al hombre desde la prehistoria ha sido su movilidad y su dispersión por todo el mundo.

Esto es particularmente notable en el caso de la región de Palestina, porque habría que tomar una fecha histórica como referencia para establecer los derechos de pueblos.
Haciendo abstracción del proceso histórico de la región, podemos tomar como punto de partida un hecho reciente, la disolución del Imperio Turco, potencia perdedora de la Primera Guerra Mundial que se disolvió en
1918. En 1947, Gran Bretaña, que tenía el protectorado de Palestina, somete ante las Naciones Unidas el problema de las reclamaciones de autonomía de israelíes y musulmanes y el organismo mundial acordó partir a Palestina en dos Estados.
No fueron los judíos sino los musulmanes quienes rechazaron la resolución de la ONU, no porque estuvieran en desacuerdo con la parte que tocaba a cada cual, sino porque instigados por sus líderes se oponían a la existencia del Estado judío. El pueblo de Israel no tenía derecho a una sola pulgada de terreno.
La situación se le presentaba dificilísima a los hebreos, pues aunque se ha vendido la idea de éstos contaban con el apoyo de las potencias para la creación de su Estado, en realidad se trataba de un pueblo desamparado: Inglaterra, que soñaba unificar a los países del Oriente Medio en un Estado bajo su influencia, se alineó con el bando de los árabes. Además, Londres no quería contrariar la Liga Árabe, fundada en 1945, que resentía el mandato inglés.
Para desmentir el supuesto apoyo inglés que algunos estudiosos afirman, basta recordar que Winston Churchill, primer ministro británico, declaró que “Los judíos son una religión y no una raza y eso no les da derecho alguno a poseer un país”. Consonantemente con esa política, Gran Bretaña obstaculizaba el retorno a Palestina de los refugiados judíos: en 1947 los hebreos que llegaban a Palestina eran devueltos para Chipre, mientras que los que estaban a bordo del buque Exodus debieron regresar al puerto alemán del que habían zarpado.

Ante la propuesta del presidente norteamericano Harry Truman, de que se permitiera a 100 mil judíos regresar a Palestina, Londres se opuso y declaró que solo permitiría el ingreso a la región a 1,500.
El caso se complicaba a los judíos, pues los Estados Unidos también les “sacaba el cuerpo” pues estaban de luna de miel con Arabia Saudita ya que el capitalismo norteamericano, involucrado hasta el fondo con estos en la explotación de petróleo, no deseaba contrariar al rey Ibn Saud.

Los judíos se encontraban solos, aislados y a la defensiva; coyuntura que aprovechó Gran Bretaña para que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desautorizara a la Asamblea General y el problema palestino se pospusiera sin fecha fija.

Ante el impasse, en marzo de 1948 los judíos, a pesar de su debilidad como nación, declararon un Consejo Nacional y la comunidad musulmana, que rechazaba la creación de un Estado judío protestó airada y se preparó para dar el golpe. En ese mismo mes un Ejército de Liberación compuesto por musulmanes militarmente entrenados en Siria y el Líbano invadió Palestina para iniciar una guerra de exterminio. Esto quiere decir, que la iniciativa vino de los árabes y que no puede calificar la actitud defensiva de Israel de “expansión Sionista”. Israel no tenía todavía un ejército regular y sin embargo, los musulmanes fueron derrotados, perdiendo el puerto de Haifa ante los ojos impotentes de la guarnición inglesa acantonada allí.

Pero esta lucha no fue más que una contienda improvisada y la Liga Árabe se preparó para una victoria contundente. De nuevo, contrario al criterio de la expansión sionista, los israelíes fueron puestos a la defensiva. Israel nunca deportó a palestinos. So pena de ser considerados traidores, los musulmanes fueron emplazados por la Liga Arabe a abandonar Palestina. De una población de 630 mil, 500 mil emigraron, incluyendo 80 mil árabes cristianos. Se les prometió que regresarían en la cola del ejército triunfante que arrasaría con los hebreos.

Esta vez el frente musulmán estaría encabezado por las potencias militares de la región: Egipto y Jordania, esta última organizada y financiada por Gran Bretaña. Cuando estallaron las hostilidades, la marina israelí hundió el buque insignia de la flota egipcia Rey Faruk, en una batalla naval que resultó desastrosa para los egipcios. Igual suerte corrieron en tierra. Jordania intentó dar la puñalada por la espalda al ejército hebreo pero fue derrotada.

La campaña de la Liga Árabe había terminado en un rotundo fracaso firmándose la amnistía en la isla de Rodas. Esto planteaba un problema enorme de refugiados que la Liga Arabe había obligado a emigrar.

El 3 de marzo de 1949 se formó el primer gobierno de Israel bajo la presidencia de Ben Gurión. Se legisló para que a los 179 mil musulmanes (35 mil cristianos) que permanecieron en Palestina gozaran de libertad religiosa, pudieran vivir según su propio derecho, excepto la poligamia, que fue prohibida aunque no con carácter retroactivo. Disponían de su prensa, un diario, dos semanarios y constituían una minoría nacional.

Pero esto no significaba el fin del conflicto. En 1964 se fundó en Jerusalén con el apoyo de la
Liga Árabe la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). El objetivo sería el mismo: la destrucción del Estado de Israel.

En junio de 1967, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, tras firmar un tratado de defensa mutua entre Egipto, Siria e Iraq, prometió a hundir a Israel en el fondo del mar. Israel respondió a la amenaza y el 5 de junio de 1967, previendo un inminente ataque árabe, destruyó la aviación egipcia en tierra, dando comienzo de esta forma a la
Guerra de los Seis Días en que conquistó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los Altos del Golán (Siria). No se trató de expansión sionista, sino derecho de conquista.


La oleada Palestina de refugiados fue de unas 300.000 personas, de los que casi un tercio eran refugiados por segunda vez. La mayoría se exilió en
Líbano, Jordania, Siria y los estados del Golfo Pérsico.

A partir de 1968 y con el apoyo de Siria al
FPLP, se inició una escalada terrorista internacional sin precedentes (secuestros, ataques y explosión de aviones comerciales, atentados contra embajadas y diplomáticos de Israel, ataques a intereses de la comunidad judía en todo el mundo, atentados contra instalaciones de gas y petroleras, etc. Esta escalada culminaría finalmente en la masacre de Munich.

Tras el
Septiembre Negro de 1970, miles de guerrilleros palestinos son expulsados de Jordania y la OLP decide establecer sus bases en el Líbano, desde donde comenzaron a realizar incursiones en territorio israelí para provocar atentados, manteniendo enfrentamientos directos con las fuerzas israelíes a lo largo de la frontera sur del Líbano.

El mundo árabe seguía buscando la oportunidad de su desquite militar y el
6 de octubre de 1973, día del Yom Kipur, festividad judía, Egipto y Siria lanzaron su ataque contra Israel.
Tras algunos éxitos iniciales de la coalición árabe, Israel lanzó el contraataque en ambos frentes. Desplazó a los sirios de los Altos del Golán y amenazó la capital,
Damasco, con artillería y tropas a 100 km; al mismo tiempo, después de hacer retroceder a los egipcios más allá de sus fronteras y cruzando el Canal de Suez, colocó sus unidades blindadas a 40 km de El Cairo.

Aunque el bando árabe proclamó la victoria, lo cierto es que Israel conservó los territorios ocupados en 1967. Esto fue calificado de expansión sionista.


En 1982, Israel invade el Líbano y ante la pobre resistencia de los grupos palestino, Siria decide presentar batalla frontal contra Israel que aprovecho el enfrentamiento para destruir el sofisticado sistema de misiles antiaéreos en el valle de Beeka a la vez que echó por tierra 29 modernos aviones caza. De nuevo tuvo las Naciones Unidas que acudir en auxilio de los países árabes. Siria firma sin dudar y sin consultar a Yasser Arafat, quien junto a los combatientes de la OLP son evacuados a Argelia, Yemen, Iraq, Jordania y Sudán.


En la disputa árabe-israelí, uno de los puntos cruciales es el status de Jerusalén. Para los judíos es su capital religiosa y civil, también. Pero los árabes la controlaron durante 700 años, los turco-musulmanes otros 400 más y también es reclamada por la OLP. Ningún bando puede proclamarla para sí, sin negociación previa, de acuerdo a una resolución de las N.U.


En el 2000 se produjo la primera Intimada, o revuelta civil de los musulmanes, lo que llevó de nuevo a las N.U. a intervenir llamando a un plan de paz al cual se llegará mediante la llamada “hoja de ruta”


A lo largo de esta disputa, los hechos parecen demostrar que Israel no es el estado sionista en expansión que pregonaban sus detractores:


· Devolvió a Egipto el Sinaí tras la firma de un tratado de paz con la condición de que se reconociera el derecho a la existencia del Estado de Israel.
· Devolvió a Siria las Alturas de Golán mediante un tratado de paz.
· Devolvió a Jordania la región de Cisjordania .
· Se retiró del sur del Líbano, siendo sus poblaciones del norte hostigadas por la Hezbolah.
· Reconoció el gobierno de la Autoridad Palestina.
· Entregó los territorios ocupados, siendo atacada con cohetes por los extremistas islámicos.
· Sacó por la fuerza a sus colonos asentados en tierras de los “palestinos”.


Ya al Estado de Israel no le queda más concesión que dar, replegándose a las fronteras originales acordadas por las Naciones Unidas, así como la ciudad de Jerusalén, a la que tienen derecho histórico.


Pero los extremistas de Hamas, eso es lo que quieren precisamente. La entrega de Jerusalén y la desaparición del Estado de Israel, lo que devuelve el conflicto a su punto de partida, pues renunciar a su existencia es un absurdo que los israelíes no consentirán jamás.

ROCKASH: INOFENSIVO Y ÚTIL



¿Cuál es la realidad o el mito en el caso del rockash? ¿Es tan grande el peligro de este material como para despertar la paranoia que se desató desde que las 27 toneladas de rockash que yacen en Arroyo Barril fueron trasladadas desde la planta termoeléctrica de AES Corporation en Guayama, Puerto Rico, en el año 2003?


El rockash es materia de controversia entre ambientalistas y desarrollistas, pero no parecen haber pruebas concluyentes sobre su toxicidad. Para los defensores, se trata de un residuo inorgánico que resulta de la combustión del carbón; que es una materia vítrea amorfa y que el peligro a la salud no es diferente a la irritación ocular producto de una polvareda en la calle o durante una limpieza de la casa.


Pero no se trata de un asunto tan sencillo. La Enviromental Protection Agency establece que las cenizas de carbón contienen metales pesados, tales como níkel, vanadio, arsénico, berilio, cadmio, bario, cromo, cobre, zinc, plomo, selenio y radio. Pero resulta que el suelo que pisamos contiene estos mismos elementos, o sea, que el peligro no estaría solo en el rockash, sino bajo nuestros pies.


Se puede cuestionar que se use el país como depósito de basura mediante tráfico de influencias y soborno, eso no se discute. Todo lo contrario, la sentencia de la corte de Virginia, EE.UU, que condena a la AES a pagar 200 millones al país por el depósito inadecuado del rockash, está de sobra justificada por usar a la República Dominicana como zafacòn.

No obstante, es oportuno determinar si el rockash es un material tan inocuo como cualquier ceniza, o por el contrario tan contaminante que justifique el estado de paroxismo que se apoderó de la opinión pública.

Si vamos a cuestionar que este tipo de residuo se encuentre todavía apilado en Samaná, debemos preguntarnos qué se hace con el rockash de producción local, pues este es el mismo residuo que dejan las termoeléctricas en la República Dominicana, como las Itabo, que funcionan con carbón. Además, el país está inmerso en el proyecto de dos gigantescas termoeléctricas a carbón, lo que quiere decir, que cuando entren a generar, se producirá una constante producción de rockash criollo… y la pregunta es, ¿qué haremos con él?

Si este material fuera tan peligroso, como se denuncia, no se explica que la Food and Drug Administration de los EE.UU permita la venta de carbón mineral para quemar en los populares barbecues. De manera que si alguien quiere producir su propio rockash casero, solo tiene que recoger las cenizas cuando termine el asado. Es el mismo residuo.

Pero no es un asunto solo de barbecue. Los defensores señalan que en los EE.UU se permite el uso del rockash en la industria de la construcción. En ese sentido la American Coal Ash Association cita las aplicaciones que tienen las cenizas de carbón mineral como sustituto del clinker en la fabricación de cemento. El rockash puede reemplazar hasta el 50% por masa del cemento Portland, añadiendo fuerza al concreto, a la vez que aumenta la durabilidad y resistencia química.

También se señala su utilidad para la modificación de suelos con fines de agricultura, pues proporciona drenaje a los terrenos arcillosos, haciéndolos productivos.

The American Coal Ash establece claramente que este tipo de residuos, debe cumplir con estrictas normas de construcción, pero que no hay exigencias de tipo ambiental en los EE.UU.

No están claras las razones por las cuales en Puerto Rico prefirieron deshacerse del rockash. Pero los dominicanos debemos dejar de lado la paranoia y aprovecharlo en la industria de la construcción y la agricultura. Es una buena forma de deshacernos del que tenemos apilado… y del que produciremos cuando terminen de construirse las gigantescas termoelectricas de carbón, y usar los recursos logrados con la condena internacional para reforestar el país. Es decir, usar la ceniza mineral para recuperar los árboles que han sido convertidos en ceniza vegetal.